La verdadera historia empieza cuando nos conocemos.
Cuando descubro quién eres, cómo sientes y qué significa para ti el momento que vas a vivir.
Quiero vestirte desde dentro hacia fuera, conectar con tu esencia para transformarla en un diseño único.
Comenzaremos con un análisis morfológico, para resaltar la belleza natural de tu cuerpo.
A partir de ahí crearé los primeros bocetos, siempre con el proceso creativo abierto, porque tu mirada y tus emociones forman parte de cada decisión.
Juntas elegiremos el diseño que más te haga vibrar, así como los tejidos, bordados y detalles que lo harán especial.
Después llegará la toile, ese instante mágico en el que el vestido empieza a cobrar vida en tu cuerpo.
Ajustaremos todo lo necesario para que se funda contigo a la perfección.
Y entonces comienza la confección, un viaje delicado y emocionante en el que tú eres parte de mi proceso creativo.
Porque tu historia y la mía se entrelazan en cada puntada.
Cada vestido necesita su propio tiempo, como una historia que se escribe puntada a puntada.
En el caso de las novias, lo ideal es comenzar el diseño con un año de antelación para vivir el proceso con calma, aunque cada vez es más habitual comenzar en menos tiempo. Nos adaptamos a tu historia y a tus necesidades para que todo fluya de manera natural.
Para madrinas e invitadas, el plazo recomendado es de seis meses, aunque también creamos diseños en menos tiempo cuando la ocasión lo requiere.
En este camino, cada prueba es un instante de magia, un paso más hacia el vestido soñado.
No existe un número fijo: haremos las pruebas que sean necesarias para lograr el mejor resultado.
Lo importante es que el vestido crezca contigo hasta quedar perfecto.
Además de los diseños creados a medida, contamos con piezas exclusivas que están listas para ser probadas.